Mi trabajo aún no había terminado, de la carroza saqué un cuerpo, el cuerpo del niño de 8 años que vivía en aquella familia asesinada. Aproveché el río y su caudal para llenar de grandes piedras la bolsa y cerrarla con una soga Lanzamos el cadáver al río y de a pocos este fue sumergiéndose. El alivio regresó a mi, pero aún sentí que era la noche más fría de toda mi vida y que jamás encontraría paz en mi.

Evidentemente mis otros dos colegas quedaron horrorizados al ver lo que hicimos, pero callaron y no pronunciaron ni una palabra de regreso a mi domicilio.

A la mañana siguiente, mandé a mis dos seguidores más fieles a entregar los cuerpos a la corte. Sabía que los soldados que trataron de abusar de Aida estaban involucrados en este asunto de la orden de asesinato. Sabía también que ellos no podrían ver los cadáveres porque está prohibido para ellos. Así que para evitar que manden a revisar el hogar de Kodlak, mandé una carta explicando que como responsable de este asunto decidí incendiar la casa de Aida, porque podría contener males y esoterismo.

Mi plan funcionó a la perfección, como si hubiese sido planeado por alguien superior a mi. Me sorprendí incluso de lo bueno que pude ser en tramar algo tan macabro. Por miedo a mayores decidí regresar a Solstheim a reivindicar mi pecado, aunque claro está que luego de lo sucedido, nunca pude dormir de la misma forma. La salida de Millturn se me fue fácil, al parecer el rumor de los deseos de los otros sacerdotes si era cierto, querían que me vaya de aquella ciudad.

Pasaron los días y cuando a Millturn llegué la corte me esperaba y no para darme la bienvenida. Escribo estas palabras para desahogar el gran sufrimiento que aún padezco, escribo estas palabras para confesarle a alguien el gran horror de mis actos, y finalmente escribo estas palabras para saber que aún estás ahí. De que no me has olvidado y a pesar de que me encuentre ahora en una fría celda en Millturn me cuidaras como siempre lo has hecho.

Pido misericordia mi señor, pido tu misericordia para conmigo. Deja que me vaya de este mundo en paz, porque sé que aún no me has abandonado, porque tengo fe en ti y en tus actos. Libérame de mis demonios gran Talos y libérame de esta horrible jaula.

Siempre tuyo, tu fiel servidor, Loktar.

MILLTURN